jueves, 24 de marzo de 2011

Chipa Mbocá






Chipá mbocá: la traducción literal es torta revólver y viene de la forma de cocinar el chipá en un palo cilíndrico que recuerda el cañón de un revólver.
Es una receta típica de la cocina regional, durante mucho tiempo olvidada en Corrientes. En los últimos años fue rescatada, en nuestra Ciudad, por distintos grupos familiares, que montaron empresarialmente su venta callejera, en carritos y con maquinarias ad-hoc.
Es fácil su preparación casera siguiendo la receta: 4 huevos, 150 gr de queso de campo o cáscara colorada, 1 taza de leche, 150 gr de grasa o manteca, sal fina a gusto, 1 cucharada de anís (si les gusta), 1 kg de fécula o almidón de mandioca.
Con los elementos, en ese orden se prepara una masa, la que se moldea alrededor de un palo o tacuara, como se ven en las imágenes, las que se cocinan a las brasas haciéndola girar constantemente, hasta que se vaya dorando, en ese momento detener el giro para que se acentué el dorado hasta lograr un muy ligero tostado. Está bien cocido y a punto el chipá mbocá cuando se desprende fácil del palo.
A saborearlo en un paseo o en la casa. (Corrientes Urbano agradece al carrito del Parque Mitre, que gentilmente permitió las fotografías)

lunes, 7 de marzo de 2011

Ex casa Vedoya actual rectorado de la Universidad Nacional del Nordeste






Don Vito Samela inmigrante italiano constructor fue el autor de excelentes obras en Corrientes. La empresa tiene éxito e integra a sus hijos y uno de ello se recibe de ingeniero Antonio Samela quién desarrolla el proyecto de una casa, estilo francés un Petit hotel, para la familia de Carlos Vedoya . La misma es ejecutada en la calle 25 de mayo al 800 y fue terminada según reza su capitel en 1921

De gran belleza arquitectónica, En el primer piso desde la plaza vale la pena contemplar el balcón central del primer piso con los ventanales curvados y sus respectivos cristales que acompañan la forma

Para la época fue un alarde tecnológico, se instaló el primer ascensor de la región, vale suponer lo que habrá significado en esos tiempos, las novedades no llegaba tan rápido como en nuestra época, es lícito inferir el asombro y temor ante una máquina que cumplía las funciones de escalera pero sin esfuerzo para el usuario. Casi seguro que más de uno habrá preferido la seguridad del propio esfuerzo a través de la escalera. Lo habrán nombrado más por su neologismo guaraní Jupihanenda que por el de ascensor.

En el año 1957 el edificio pasa a ser sede del Rectorado de la Universidad Nacional del Nordeste. Por la belleza de su construcción, ubicación y anecdotario, es un edificio que merece ser visitado y descubierto con otros ojos.